México y las incongruencias de su Hospitalidad La Opinión de Jorge Santibáñez

Por: Agencia y Redacción Poder Pluralidad Política

México y las incongruencias de su Hospitalidad La Opinión de Jorge Santibáñez

Articulo de Opinión

México y las incongruencias de su Hospitalidad La Opinión de Jorge Santibáñez

A raíz de la invasión rusa a Ucrania y que entre muchos otros efectos negativos e inmediatos ha provocado la salida de cientos de miles de sus habitantes quienes buscarán refugio y asilo en otros países, el presidente mexicano declaró que todo ucraniano que quiera venir a México será bienvenido. Ya hace algunos meses, a raíz de la salida de las tropas estadounidenses, el gobierno mexicano recibió a un grupo de habitantes de Afganistán a quienes todavía hospeda.
 
Verse obligado a dejar abruptamente su país porque hay una invasión o una guerra o porque los espacios mas elementales de libertad son cancelados, es un drama en sí mismo. Poner en riesgo a la familia y abandonar lo poco o mucho que se tiene huyendo hacia lo desconocido, hacia donde sea y como se pueda, es algo que marcará la vida de quienes son víctimas de estos procesos. Al momento de escribir esta nota ya van 1.4 millones de ucranianos que abandonan su país y se estima que lo harán cinco millones de personas. Un drama.
 
Lo menos que se puede ofrecer en los países a los que estos emigrados llegan o aquellos por los que transitan en su peregrinar, es no ser rechazados y obtener condiciones de asilo en las que puedan construir una nueva vida.
 
En este sentido la posición mexicana y la de otros países que se han ofrecido, es correcta y procedente. Sin embargo, es imposible no hacerse una serie de preguntas sobre procesos similares que son abordados de manera radicalmente opuesta.
 
México es país de destino o tránsito de cientos de miles de migrantes centroamericanos y de otras nacionalidades. Muchos de estos migrantes dejan sus países en condiciones bastante comparables a quienes hoy salen de Ucrania. Cierto, Rusia no ha invadido Honduras, Guatemala o El Salvador, pero muchos de los que abandonan esos países lo hacen por las mismas razones que los ucranianos y en su momento los afganos a quienes recibimos tan amigablemente. Para sobrevivir porque en su país las condiciones de riesgo son extremas.
 
Pero a diferencia de lo que se ofrece a los ucranianos, a los centroamericanos se les persigue, insulta, explota y extorsiona con la complacencia de las autoridades mexicanas y a veces con su participación. A ellos se les golpea y persigue, con personal pagado con nuestros impuestos, para que no puedan entrar a México y menos transitar hacia Estados Unidos. Ni siquiera hay necesidad de documentarlo hay decenas de artículos de académicos, reportajes, libros, documentales, obras de teatro, series de televisión y hasta películas de Hollywood, que dan cuenta de cómo ocurre la llegada y tránsito de estos migrantes que como los ucranianos y los afganos huyen para salvar sus vidas y la de sus familias.
 
A la lista deberíamos aumentar a miles de mexicanos cuyos territorios tampoco han sido invadidos por el ejercito ruso, pero sí por algo peor, como lo es el crimen organizado. Estos territorios, como podría pasar en Ucrania, no son gobernados por las autoridades que sus pobladores eligieron sino por organizaciones criminales y muchos de sus habitantes se ven obligados a abandonar sus hogares o bien a someterse a estas organizaciones que, como podría ocurrir en Ucrania, someten a la fuerza a quienes ahí viven.
 
Ni siquiera hay que ir a Ucrania, basta ir a cualquier poblado de Michoacán, Zacatecas, Guerrero o Jalisco para saber quiénes son los auténticos dueños de esos territorios y qué atrocidades cometen. Y si todavía lo duda, lo invito a que consulte lo que apenas pasó en San José de Gracia en Michoacán, un pequeño poblado de cerca de 10 mil habitantes, en donde con toda tranquilidad y crueldad una organización criminal fusiló a 17 personas a plena luz del día y en un solo evento. Ni los rusos han hecho algo similar al invadir Ucrania. Y lo peor es que ya a nadie sorprende. ¿Qué haría usted si viviera ahí con su familia?
 
Qué bueno que se recibe con los brazos abiertos a los ucranianos, qué bien que se atiende a los afganos y se demuestra una vez más la solidaridad mexicana con quienes se ven forzados a dejar sus lugares de origen, pero qué mal que se persiga y maltrate a los centroamericanos y no acabo de explicarme cómo es posible que ni siquiera nos detengamos en nuestras propias contradicciones y el trato que damos a ciertos migrantes o incluso a los mexicanos.
 
No entiendo porqué en la conferencia matutina de AMLO cuando dice que recibiremos a todos los ucranianos que así lo deseen, nadie le pregunte por el trato a los migrantes centroamericanos que todos los días el Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional mexicanas persiguen, insultan y golpean.
 
No sé con qué cara el gobierno mexicano se las da de hospitalario.
 
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