Las cifras de migrantes detenidos por la patrulla fronteriza estadounidense se anualizan según el año fiscal de Estados Unidos que corre de octubre de un año a septiembre del siguiente. Es entonces cuando se analizan y difunden las cifras anuales. En México estamos más acostumbrados a anualizar cifras según el calendario que corre de enero a diciembre.
Si anualizamos según la costumbre mexicana el número de migrantes detenidos en su intento por cruzar hacia Estados Unidos de manera subrepticia y que fueron detenidos por la patrulla fronteriza en ese intento en 2021, encontramos cifras que deberían ser más conocidas y escandalizarnos.
De enero a diciembre de 2021, según cifras estadounidenses, hubo poco más de dos millones de detenciones en la frontera México-Estados Unidos. Es decir, una cantidad mayor a 5.500 detenciones por día. No se puede afirmar que se trate de migrantes diferentes porque el mismo migrante puede intentar varias veces cruzar y ser detenido más de una vez hasta que desiste (lo cual casi nunca ocurre), o logra entrar a EE.UU. Por esa razón en algún tiempo se refería a esas cifras como eventos y la patrulla fronteriza los reporta ahora como encuentros. Probablemente trata con ese término de hacer más amigable el proceso de persecución, captura y devolución de los migrantes que son “encontrados” y que no tiene nada de amigable.
Se trata esencialmente de mexicanos y centroamericanos que tratan de entrar a Estados Unidos por esa frontera. El 35% de esas detenciones, más de 700 mil, son mexicanos.
Si bien es cierto que esas estadísticas sobreestiman el número de migrantes, también es cierto que subestiman a los que no son capturados o encontrados como dirían las autoridades estadounidenses.
Cuando México tenía estadísticas al respecto, práctica que desafortunadamente se abandonó, encontramos que el promedio de intentos era cercano a 3. Si esa cifra aún es vigente estaríamos hablando de que dos millones de “encuentros” significan cerca de 700 mil migrantes de los cuales 230 mil serían mexicanos. Todo ello solo en 2021.
Surgen muchas preguntas, ¿llegaron solos? ¿Nadie los llevó hasta la frontera? ¿Nadie les dijo la manera de evitar los ineficientes retenes de la Guardia Nacional mexicana que dedica la cuarta parte de sus efectivos a detener migrantes?
Si cada uno de esos migrantes pagó 5 mil dólares por el trayecto, aunque se sabe que los centroamericanos pagan el doble y los extra-regionales aún más, estamos hablando conservadoramente de 3.500 millones de dólares por año. Solo para que ubiquemos la cifra en el contexto de lo que podríamos llamar la economía del proceso migratorio, México recibió en 2021 cerca de 50 mil millones de dólares en remesas y después de decenas de amigables, respetuosas e inútiles reuniones bilaterales México-Estados Unidos, que se celebran como si fueran el gran avance, el gobierno de EE.UU dijo que va a poner 4.000 millones de dólares para el desarrollo de la región centroamericana y en este año pondrá 800 millones, que parecen cacahuates con lo que los migrantes envían en remesas y hasta con lo que se gastan en coyotes. Es evidente que lo que se hace y se invierte por parte de los gobiernos es ridículo y que la migración es un negocio cuyo desorden beneficia a muchos. Quizá no a los migrantes, pero sí a otros actores. Algunos de ellos ilegales, como los coyotes, pero también otros como las líneas aéreas o de autobuses o los hoteles y restaurantes adonde llegan, obtienen beneficios de manera perfectamente legal. Y no hablemos de los estados involucrados, ¿se imagina usted las tensiones sociales si esos migrantes que se van decidieran quedarse en sus países de origen? ¿Se imagina lo que sería la economía estadounidense sin la mano de obra de los migrantes? Parece que más bien de lo que se trata es que todos esos negocios funcionen y continúen.
Todos esos migrantes que son detenidos y los que no son detenidos, transitaron por México, ¿nadie los vio? Porque estamos hablando de cientos de miles que o no son vistos o se les deja pasar. No hay que ser funcionario del Instituto Nacional de Migración, ni especialista del tema, ni siquiera miembro de la Guardia Nacional, simplemente hay que darse una vuelta por las localidades por las que transitan o por las ciudades fronterizas. Cualquier residente les dirá cuáles son los espacios de movilidad de los migrantes y dónde se pueden encontrar. No es tan difícil si lo que realmente se quiere es ordenar el proceso.
Hay mucha hipocresía y cinismo en el tema migratorio. En Estados Unidos no hay una verdadera presión social para ordenar y regularizar el proceso, y en México el gobierno está más interesado en muchos otros temas, incluyendo, por supuesto, que sigan mandando remesas y no en los millones de mexicanos que viven en Estados Unidos o en los que tratan de hacerlo.