Mujeres afganas ven el fin del mundo con el regreso de los Talibanes al Poder

Por: Agencia y Redacción Poder Pluralidad Política

Mujeres afganas ven el fin del mundo con el regreso de los Talibanes al Poder

El Regreso de los Talibanes al Poder en Afganistán

Mujeres afganas ven el fin del mundo con el regreso de los Talibanes al Poder

Una visión ultraortodoxa de la ley islámica fue impuesta por ellos durante 1996-2001, cuando estuvieron al frente del Gobierno


El guión de la vertiginosa recuperación del poder en Afganistán por parte de los talibanes se gestó mucho antes de la toma de Kabul el pasado 15 de agosto.

El 29 de febrero de 2020, el gobierno de Estados Unidos, presidido por Donald Trump, y los talibanes firmaron en Doha, Qatar, el acuerdo que fijó un calendario para la retirada definitiva de Estados Unidos y sus aliados tras casi 20 años de conflicto.





¿Qué se acordó en Doha?
El acuerdo fijó un calendario para la retirada de las tropas de Estados Unidos y sus aliados internacionales en un plazo de 14 meses desde que se anunciara el acuerdo.

Washington se comprometía también a levantar las sanciones que había impuesto sobre líderes talibanes.

A cambio, Washington obtenía el compromiso de que los talibanes no permitirían "que ninguno de sus miembros, ni otras personas o grupos, incluida al-Qaeda, usen el territorio afgano para amenazar la seguridad de Estados Unidos y sus aliados".

Igualmente, se establecía que los talibanes y el gobierno afgano entablarían después las llamadas negociaciones entre afganos, que deberían desembocar en un alto el fuego y un acuerdo definitivo sobre el futuro político del país.

Los talibanes incluyeron al final de la negociación la exigencia de un acuerdo de liberación de prisioneros, que fue finalmente incluida. Hasta 5.000 prisioneros talibanes y 1.000 funcionarios del gobierno afgano presos de los talibanes serían liberados.




El Acuerdo de Doha se basaba en la premisa, repetida por el gobierno de Joe Biden y de su antecesor, Donald Trump, de que serían las fuerzas de seguridad afganas las que tomarían el control de la situación después de la retirada occidental.

Pero las capitales afganas fueron cayendo en los últimos días en manos de los talibanes sin apenas resistencia de las fuerzas estatales, en cuyo entrenamiento y equipamiento invirtió Estados Unidos millones de dólares en los últimos años.

Según fuentes militares anónimas citadas por el diario The Washington Post, muchos mandos militares y policiales afganos aceptaron rendirse a los talibanes a cambio de dinero, una vez el Acuerdo de Doha dejó claro que la retirada de las fuerzas de Estados Unidos era inminente.

Una de las grandes preocupaciones ahora es qué pasará con las afganas, ya que se teme que vuelvan a sufrir la discriminación y violencia machista que fueron la tónica en el régimen talibán de la década de 1990.

Los primeros cambios para las mujeres en Kabul tras el control talibán
El Acuerdo de Doha no menciona nada sobre ellas, ni obliga a los talibanes a respetar los derechos humanos.

Suhail Saheen, portavoz de los talibanes, le dijo a la BBC que en el nuevo Afganistán "las mujeres pueden tener acceso a la educación y al trabajo".

El analista Haqqani alerta, en cambio, de que nunca se puede confiar "en la palabra de los talibanes: siempre llevan sus promesas a tribunales que se rigen por su interpretación del islam".




Regresa el Terror


Su primera noche bajo el régimen de los talibanes, Aisha Khurram, de 22 años, la pasó sin poder dormir, entre el ruido de las balas y el de los aviones que evacúan a los extranjeros del aeropuerto de Kabul, un día que no olvidará: "en el que se nos partió el alma y el espíritu".

"Para toda la nación, ver cómo todo se hundía en un instante, fue el fin del mundo", confesaba el día de ayer por la mañana esta estudiante afgana, pocas horas después de la entrada de los talibanes en Kabul.

Khurram, que representa a la juventud afgana ante la ONU, tenía que haber concluido sus estudios en la Universidad de Kabul en los próximos meses.

Pero el domingo, ella y sus compañeros no pudieron volver entrar en el campus y su futuro es más que nunca incierto.

"El mundo y los dirigentes afganos abandonaron a la juventud del país de la forma más cruel que podamos imaginar", explica.

Durante 1996 y 2001, los talibanes en el gobierno impusieron una visión ultraortodoxa de la ley islámica que impedía a las mujeres estudiar o trabajar, salir de casa si no eran acompañadas por un miembro masculino de su familia y les obligaba a llevar el burka (velo integral) en público.

Las flagelaciones y ejecuciones, incluso la lapidación por adulterio, eran prácticas habituales en las plazas y estadios de las ciudades.

Los talibanes afirmaron en varias ocasiones que respetarían los derechos humanos si regresaban al poder en Afganistán, enfatizando en los de las mujeres, pero de acuerdo a los "valores islámicos".

Las afganas, sin embargo, miran con desconfianza esas promesas, sobre todo aquellas que durante dos décadas pudieron ir a la universidad, ocuparon cargos de responsabilidad, sobre todo en política, en el periodismo e, incluso, en el poder judicial y las fuerzas de seguridad.

“Pájaro negro”
En las últimas 24 horas, mujeres muy conocidas en Kabul expresaron en las redes sociales su tristeza al ver su país y toda su vida destrozadas a manos de los talibanes.

"Empecé el día mirando las calles vacías de Kabul, horrorizada", escribe Fawzia Koofi, militante por los derechos humanos y antigua vicepresidenta del Parlamento afgano. "La historia se repite tan rápido".

"El miedo se te graba, está ahí como un pájaro negro", añade Muska Dastageer, profesora en la Universidad estadounidense de Afganistán, inaugurada cinco años después de la marcha de los talibanes. "Abre sus alas y ya no puedes respirar".

La cuenta de Twitter de Rada Akbar, una mujer de 33 años, estaba llena el lunes de emoticonos de corazones rotos.

"Mi amado Afganistán se hunde bajo mis ojos", escribió en un mensaje.

En otro, vemos la imagen de un hombre cubriendo con pintura la foto en un escaparate de una sonriente mujer en traje de boda.

Para Akbar, este gesto muestra que buscan "borrar a las mujeres del espacio público", porque los talibanes no permiten la reproducción de imágenes de mujeres.

Sahraa Karimi, una de las directoras de cine afganas más famosas, dijo que no tenía la intención de dejar Afganistán.

"No abandonaré mi país", declaró limpiándose las lágrimas en un vídeo publicado en Twitter.


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