La historia de México ha sido una de hombres. El poder político y económico ha estado dominado casi exclusivamente por ellos, al menos en los más altos puestos de influencia. Los saldos han sido terribles: sus decisiones nos han llevado a un país donde la desigualdad no cede y la pobreza tiene rostro de mujer.
En este país, la pobreza por ingreso aumenta entre las mujeres a la par que disminuye entre los hombres. Y las personas más ricas son, casi todas, hombres o han heredado su fortuna de hombres.
La economía que los hombres moldearon está llena de privilegios para ellos. El más importante es el que se erige sobre el trabajo no pagado de millones de mujeres que cuidamos niños y ancianos para que los hombres puedan trabajar por dinero o estudiar. Mi bisabuela no fue a la escuela para cuidar a su padre; mi abuela, para cuidar a sus hermanos, y mi madre fue a la escuela hasta que, un día, tuvo que cuidarme a mí. Las mujeres somos víctimas de un gobierno y de una economía hecha por los hombres para que los hombres tengan el dinero y las mujeres los ayuden a tenerlo.
Andrés Manuel López Obrador se convirtió en presidente de México en 2018 con la promesa de abanderar una lucha sin precedentes contra la injusticia social. Y muchas mujeres pensamos que esto significaría que lucharía por nosotras porque, si los pobres tienen que ir primero, como decía en su campaña, entonces las mujeres deberíamos estar al frente de su agenda. No ha sido así.
Una y otra vez el presidente de México ha mostrado su insensibilidad (“ya chole”) ante la lucha feminista y los reclamos más básicos de las mujeres. Pero el presidente ha fallado en escuchar nuestro mensaje.
Es momento de dar un vuelco. Las mujeres debemos dejar de gastar energía tratando de convencer a López Obrador de que nuestra causa es legítima e importante. Sabemos que lo es. También muchas mujeres de izquierda y políticas de Morena, su partido, están perdiendo tiempo valioso en ello.
La terquedad de López Obrador es insondable. Así que, para ser efectivas, la nuestra debe serlo aún más. Es momento de que las mujeres nos organicemos y abanderemos una lucha contra todas las injusticias. No solo contra las desigualdades que López Obrador considera relevantes. Y si el presidente no lo entiende, es momento de tener nuevos líderes.
Si López Obrador ha sido condescendiente con los reclamos de las mujeres, me permito lo mismo: la verdad es que él no entiende qué es la lucha feminista.
Considera que cancelar guarderías y usar el dinero para dárselo a madres trabajadoras es una política feminista porque así las mujeres tienen más dinero. En vez de que se lo queden los administradores de guarderías, ahora queda directamente en manos de mujeres. Esa maniobra no es feminista porque no resuelve el problema que impide que las mujeres sean autosuficientes en un trabajo: la falta de estancias infantiles. Asume que el problema es falta de dinero cuando en realidad el problema es que no existen guarderías a precios accesibles. Así, los cuidados terminan siendo dejados en manos de otras mujeres o de las abuelas, perpetuando un sistema que depende de trabajo no pagado o pagado a medias.
También se considera un líder a favor de las mujeres porque nombró a más funcionarias en su gabinete que otro gobierno de México. Sin duda es un avance pero que no por ello esto se ha traducido en la creación de mecanismos que impulsen la participación política de más mujeres o, incluso, de políticas públicas que nos beneficien. Por el contrario, algunas legisladoras de su partido se han dedicado a mentir sobre la cantidad de recursos que se asignan a programas de género.
Y, peor aún, cree que los motivos de las mujeres para cuestionar la candidatura de alguien acusado de violación, como en el caso de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero, son por oponerse a su ideología. Pero reclamar que un candidato señalado por al menos cinco mujeres de abuso sexual no es una cuestión de derecha o izquierda, de conservadurismo o liberalismo; es una cuestión de mínima decencia humana.
Pero López Obrador no se inmuta. Cree que el movimiento feminista está equivocado porque se enfoca en buscar la paridad de género cuando, como ha dejado ver, considera que la principal raíz de la pobreza y la desigualdad de México no es la discriminación hacia las mujeres, sino la captura del Estado por parte de las élites económicas y sus secuaces. Y aún si López Obrador tuviera razón, no se contrapone a la lucha de las mujeres para que la igualdad de género sea una parte fundamental del resolver el problema de la pobreza en México.
Con una oposición tan debilitada (política y moralmente) y una sociedad civil aún en proceso de madurez, creo que las mujeres se están convirtiendo en su principal oposición, la más legítima y la más visible. Y él no tiene un plan para dar respuesta a sus demandas. Ha decidido ignorar a una mayoría de sus ciudadanos a pesar de ser un presidente que se jacta de siempre escuchar al pueblo.
El feminismo tiene una agenda transversal que las políticas del presidente de México no están abordando del todo y no quedarán resueltas a menos de que se elimine la violencia física y económica de la que son presa las mujeres.
Nuestro enojo y frustración debe convertirse en una organización política que colonice todos los partidos políticos para que incluyan una agenda de género sólida y sustentada en la realidad. El señalamiento público de hombres que han cometido abusos sexuales es solo parte de una meta. El objetivo final debe ser modificar las fallas del sistema que hace que nuestra sociedad, y el Estado, dependa de que las mujeres tengamos cargas laborales injustas.
Como ha probado este gobierno, tampoco tener liderazgos femeninos basta para lograrlo. La batalla de las mujeres debe ser por la justicia social que nos han negado, para dársela a más personas y no para capturarla nosotras.
Arriba debe haber mujeres que quieran crear una sociedad justa, con menos desigualdad y pobreza. Me emociona poder ver esto surgir.
"Las mujeres rompemos el silencio ante el cinismo de AMLO
El presidente de México ha defendido con obstinación la candidatura de un hombre señalado de abuso sexual. Si López Obrador no entiende la lucha feminista, no entiende las luchas sociales y políticas de México. "
Viri Ríos (@Viri_Rios) es analista política y colaboradora regular en español de The New York Times.