Por LUZ ARACELI GONZÁLEZ | ESCUELA POLÍTICA DE GOBIERNO: Especialista en asuntos internacionales del Tec de Monterrey hace un análisis de los cambios que ha hecho Biden como presidente de Estados Unidos con respecto a su antecesor, los cuales pueden o no beneficiar a México
El pasado 20 de enero fue el arribo oficial de Joe Biden a la Casa Blanca, y con él llegó también un ambiente de optimismo por la confianza que genera el inicio de lo que se ha dado en llamar: una nueva era.
En estos 10 días de mandato Biden ha firmado toda una serie de órdenes ejecutivas y otras directrices con las que busca desmantelar, lo antes posible, muchas de las políticas implementadas por su antecesor, Donald Trump, que han dañado el rol de la Unión Americana tanto en sus relaciones bilaterales como en el espacio global y multilateral.
La suspensión de la construcción del muro fronterizo entre México y Estados Unidos, la promesa de una reforma migratoria integral, la lucha frontal contra el Covid-19, la promoción de mayor igualdad racial así como el reforzamiento de los derechos civiles.
Además de la reactivación económica, trabajar contra el cambio climático, y su reincorporación en esquemas multilaterales como el Acuerdo de París, entre otros, son todos rubros que alientan el ánimo y euforia al tiempo que se visualizan como oportunidades para nuestro país.
Benéfico para México?
Algunos sectores en México celebran el fin de un mandato cuya constante fue el ataque con temas como el muro, la migración, el fin del TLC, al mismo tiempo se elevan las expectativas de una mejor y más sólida relación.
No obstante, también está la opinión de los escépticos en cuya visión las cosas no cambiarán mucho, pues así lo demuestra la historia reciente.
Baste recordar la administración de Clinton en la que se inició la construcción del muro fronterizo, o la administración de Obama la cual ha sido la que mantiene el récord de deportados.
Ante esto debemos ser mesurados y saber que la política exterior de Estados Unidos no depende sólo de la voluntad del inquilino en la Casa Blanca y de sus órdenes ejecutivas sino de una compleja trama de intereses nacionales y de diversos grupos de poder e interés que inciden en la política estadounidense.
La relación bilateral con EEUU es sumamente compleja y profundamente asimétrica.
Mientras que para México los vínculos con el vecino del norte son prioritarios, para Washington, hemos de reconocer, nunca hemos sido una prioridad ya que se nos ha visto como vecinos, como “patio trasero” en donde la migración indocumentada, el tráfico de armas, el narcotráfico y otros lastres afectan la relación.
Sí, somos un socio comercial importante, sin embargo, incluso en este rubro las tensiones y divergencias son recurrentes.
Hoy diversos temas se perfilan como antagónicos con la nueva administración encabezada por Joe Biden.
En materia comercial el decreto del pasado lunes que establece la compra de productos estadounidenses por el gobierno, al tiempo que impulsa una campaña de consumo destacado las frases: “Made in U.S.A” o “Buy American” impactarán un rubro clave en las relaciones con nuestro país.
El tema medioambiental es otro con el que nuestro gobierno parece antagonizar.
Mientras Biden firma su reingreso al Acuerdo de París y confirma su lucha contra el uso de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural a fin de luchar contra el cambio climático, Andrés Manuel López ha tomado acciones y hecho declaraciones que se contraponen al uso y promoción de las energías limpias.
Además, insiste en la reactivación de las refinerías y en el fortalecimiento de la Comisión Federal de Electricidad cuyo rezago es evidente.
Más allá del optimismo actual frente al gobierno de Biden, y de una visión dual entre demócratas o republicanos, el gobierno federal en México, así como los gobiernos estatales, particularmente los que comparten frontera con EEUU, deben generar planes estratégicos para capitalizar las ventajas que ofrece el ser vecinos de la aún potencia mundial.
* La profesora-investigadora es especialista en Asuntos Globales y Política Internacional y doctora en Relaciones Internacionales.