“Con una duración de aproximadamente tres décadas y media, la Época de oro del cine mexicano fue un período de producción prolífica y sostenida (pasó de un promedio de 24 películas por año en la década de 1930 a 107 en los años cincuenta) que vio el desarrollo de una industria robusta. México no sólo fue el epicentro de la producción cinematográfica en América Latina, sino que las películas realizadas durante este período también obtuvieron un importante reconocimiento internacional, así como el éxito de taquilla en casa”, escribió Chloë Roddick, programadora del FICM, para la revista Sight & Sound. El programa Salon Mexico: The Golden Age of Mexican Cinema incluye Víctimas del pecado (1951), Salón México (1949), Maclovia (1948) y Enamorada (1946), de Emilio Fernández; Macario (1960), En la palma de tu mano (1951) y La otra (1946), de Roberto Gavaldón; Distinto amanecer (1943) y Crepúsculo (1945), de Julio Bracho; La mujer del puerto (1934), de Arcady Boytler y Raphael J. Sevilla; Dos monjes (1934), de Juan Bustillo Oro, y Aventurera (1950), de Alberto Gout. “El cine mexicano deslumbró entre los años treinta y cincuenta con películas clásicas de directores como Emilio Fernández, Julio Bracho y Roberto Gavaldón, que iban desde cuentos épicos de revolución hasta el horror gótico, el cine negro y las cabareteras mexicanas, un género que fusiona la música, la danza y el melodrama con un efecto emocionante. Hubo figuras luminosas como María Félix, Dolores del Río, Pedro Armendáriz y Ninón Sevilla, estrellas que fueron inmortalizadas a través de la impresionante cinematografía de maestros como Gabriel Figueroa”, escribió James Bell, editor de artículos especiales en la revista Sight & Sound y el BFI.
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