En la actualidad, nadie puede quedar indiferente ante la violación cotidiana del
derecho humano al agua y a la alimentación en el mundo entero. El hambre y
la sed se extienden por los cuatro puntos cardinales, acrecentando la vulnerabilidad de las personas, especialmente de las mujeres y las niñas.
Resulta paradójico comprobar que, existiendo acuerdo sobre las causas que
provocan el hambre y la sed en gran parte de la población mundial, la comunidad internacional no tome las medidas necesarias para afrontarlas o ponga el
acento en actuaciones individuales como producir más alimentos con menos
agua, reducir el desperdicio de alimentos o consumir alimentos saludables.
Estas actuaciones, siendo importantes, hoy deben ir acompañadas de políticas
globales encaminadas a potenciar la agricultura a pequeña escala, detener la
degradación de la tierra y las aguas, afrontar las repercusiones del cambio climático en los recursos naturales –básicamente la tierra y el agua– o fomentar
la participación de las mujeres en la toma de decisiones, especialmente las
referidas al acceso a la tierra y a la gestión del agua.
El objetivo de lograr la seguridad alimentaria y la seguridad hídrica debería ser
prioritario, o lo que es lo mismo, reconocer que el acceso a una alimentación
adecuada, al agua y al saneamiento son derechos humanos que los Estados
deben reconocer, proteger y respetar a todas las personas.
Con esos mimbres, ONGAWA, UNESCO Etxea y PROSALUS, en marzo de
2012, organizaron la "V Jornada Derecho al Agua y Saneamiento", enmarcada
en las actividades de la “Semana del Agua 2012”. La sesión del 20 de marzo
llevó por título "Agua y alimentación, por derecho", con la financiación de la
Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. En dicha
jornada los ponentes trataron diversos aspectos relacionados con la seguridad
hídrica y alimentaria, como se expone a continuación. Esta publicación desarrolla las principales ideas abordadas en la jornada.
En primer lugar, Beatriz Beeckmans, representante de FAO-España, presenta
los vínculos existentes entre el derecho a la alimentación y el derecho al agua.
En la actualidad, unos 7.000 millones de personas poblamos el planeta tierra y
se espera que se alcance la cifra de 9.000 millones para el año 2050. Hoy producimos el doble de lo que necesitamos; sin embargo, para el año 2050 será
necesario incrementar en un 70% la producción agrícola, y solo será posible si
gestionamos los recursos, en particular la tierra y el agua, de forma sostenible.
Para poder alimentar a todas las personas, es necesario garantizar la disponibilidad de agua, en cantidad suficiente y de la calidad adecuada. También habrá
que producir más alimentos utilizando menos agua, reducir la gran cantidad de
toneladas de alimentos que se despilfarran en el mundo (unos 180 kilos por
persona y año en los países de la Unión Europea) y las pérdidas, especialmente
en los países en desarrollo, debido principalmente a la falta de infraestructuras,
y avanzar hacia una alimentación más sostenible. Actualmente, la agricultura
utiliza el 70% de toda el agua que se extrae de acuíferos, ríos y lagos, el 20%
corresponde a la industria y el 10% se utiliza para usos domésticos.
En un mundo en el que la población crece y se están cambiando los hábitos
de consumo alimentario, según la FAO, no se está haciendo lo suficiente para
gestionar y planificar el desarrollo futuro ni de la tierra ni del agua.
En definitiva, según la FAO, no se está haciendo lo suficiente para gestionar
y planificar el desarrollo futuro ni de la tierra ni del agua. Desde hace años,
en buena parte del planeta, la inversión insuficiente, la mala gestión y la falta
de gobernanza en los recursos básicos –agua y tierra– causan la degradación progresiva de los sistemas garantes de la seguridad alimentaria y de
los medios de vida, especialmente de la población pobre y, en particular, de
los pequeños agricultores, y las demandas contrapuestas de tierras y aguas
siguen sin abordarse. Esta situación se ha agravado con la subida de los precios de los alimentos; simultáneamente, el cambio climático supone ya riesgos
adicionales y mayor imprevisibilidad en todo el planeta.
¿Cuánto tiempo tardaremos en reaccionar de forma adecuada a los retos que
ya tenemos planteados acercandonos al 2020?
Art. 25 de la Declaratoria de los Derechos Humanos :
"Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación también es necesaria la comida para la vida porque sin la comida no tendríamos fuerzas ni energía,es uno de los derechos mas importante de los niños y adultos"