Las adiciones y modificaciones a los capítulos que hoy constituyen el T-MEC implican importantes cambios con respecto al TLCAN.

Los gobiernos de los países de la región de América del Norte aprobaron un nuevo acuerdo comercial. El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) sustituirá al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), vigente desde 1994. Las adiciones y modificaciones a los capítulos que hoy constituyen el T-MEC implican importantes cambios con respecto al TLCAN, particularmente en temas como: contenido regional (que tiene un impacto importante en la cadena de suministro y registro de procesos), combate a la corrupción (Capítulo 27), salarios, medio ambiente y comercio electrónico. Para conocer mejor los alcances del T-MEC en las empresas mexicanas, realizamos una encuesta entre el 11 y el 26 de octubre de 2019. Los resultados reflejan que las empresas se muestran optimistas ante el nuevo acuerdo regional, ya que 30% de los participantes considera que las disposiciones del tratado los beneficiará, 54% piensa que no impactará a su empresa y solo 15% respondió que afectarán de manera negativa a su organización. Asimismo, 62% dijo que su empresa se encuentra “muy dispuesta” a continuar invirtiendo en la región de América del Norte, mientras que únicamente 17% expresó que su organización está poco dispuesta; para 21% resulta indiferente. Los resultados también revelan que 67% planea que sus inversiones sigan igual en los próximos seis años, mientras que 27% expresó su intención de aumentarlas en el mismo periodo. La disposición que más preocupa a los participantes en la encuesta está en las reglas de origen y certificación (62%); le sigue la adición de nuevos capítulos (22%) y cambios en los procedimientos de auditoría (12%). A pesar del alto porcentaje de participantes que dijo sentirse preocupado por los cambios en las reglas de origen y certificación, 43% indicó estar preparado para atender y aplicar las nuevas disposiciones en este tema. Asimismo, 44% afirmó que está en proceso de preparación y 13% reconoció que no está preparado. 

Las áreas más involucradas en evaluar y gestionar los impactos del T-MEC, de acuerdo con la encuesta, son: Comercio Exterior (16%), Finanzas (15%), Legal (15%), Impuestos (13%) y Operaciones y Logística (13%). Cabe mencionar que la mayoría de los participantes de la encuesta son importantes tomadores de decisiones en la organización: 23% tiene el puesto de Chief Financial Officer (CFO), 19% pertenece a la Junta Directiva de la empresa, 17% es Chief Executive Officer (CEO), y 13% es parte de la Unidad de negocio líder de la empresa. De igual manera, es importante resaltar que el mayor porcentaje de participantes pertenece a las industrias manufacturera (23%) y automotriz (15%). Después las del sector consumo (10%), servicios profesionales (9%) y tecnología (7%). 

Les siguen telecomunicaciones, energía, banca, servicios de salud y sector hotelero, con 4% cada una. Estos resultados nos llevan a la siguiente cuestión: 

¿verdaderamente las empresas se encuentran preparadas para afrontar los cambios que implicarán el nuevo tratado o, más bien, no han realizado una evaluación a profundidad para determinar si cumplen con los nuevos procesos que establece el T-MEC?

Aunque el T-MEC continúa sobre las bases del TLCAN, se añadieron capítulos y disposiciones en diversos rubros, como el aumento del porcentaje del contenido regional en la industria automotriz, combate a la corrupción y sobornos, mayores reglas para que ciertos componentes manufacturados sean hechos en zonas de altos salarios, mayor protección a la propiedad intelectual, nuevas reglas para el comercio electrónico, entre otras. 

Pese a estos cambios, la mayoría de las empresas encuestadas en este estudio no ve grandes disrupciones en sus operaciones e inversiones en América del Norte. La mayoría de los participantes afirmó estar “muy dispuesto” a seguir invirtiendo en la región, aunque 67% planea que sus inversiones se mantengan igual.

 No obstante, las empresas también encuentran nuevos retos con la llegada del T-MEC, como mayores costos en sus operaciones y cadenas de suministro, un potencial incremento de carga administrativa y la preparación de su personal para atender y aplicar las nuevas disposiciones del acuerdo comercial. Si bien, el T-MEC mantiene la vigencia de un tratado estratégico para México y Estados Unidos y cierra un periodo de incertidumbre que duró más de un año, permanecen asuntos que pueden incidir en la relación comercial entre los tres países. 

Uno de ellos son los aranceles que Estados Unidos y Canadá mantienen sobre el acero y el aluminio mexicanos. Otro es el posible aumento de aranceles a los vehículos que no cubran las reglas de origen y entren al mercado estadounidense, con base en lo estipulado en la sección 232. 

Asimismo, habrá que estar pendiente de la aprobación del Tratado por los países miembro, y especialmente a los procesos legislativos internos. 

En el caso de Estados Unidos, el Congreso podría aprobar el mismo una vez que queden conformados la nueva Casa de Representantes y el Senado, tras las elecciones intermedias en noviembre de 2018. En el caso de México, se espera que el Tratado sea analizado y en su caso aprobado para finales del mismo año o la primera mitad de 2019. Además, una vez que el acuerdo sea aprobado y entre en vigor, el Congreso de nuestro país debe realizar adecuaciones a la legislación en distintas materias, entre las que ya se han anunciado, como parte de la agenda legislativa, temas como el combate a la corrupción y el laboral. 

Ante un escenario de cambios continuos, las empresas en México deberán estar atentas a estos eventos y evaluar el impacto que tendrán en sus operaciones y estrategias de negocio, dependiendo de la industria en la que se encuentren.¿Cómo adaptarse al nuevo entorno comercial? Como consecuencia de los cambios del T-MEC, las empresas se ven en la necesidad de evaluar el potencial impacto en su modelo operativo. 

Esta evaluación cubre desde la estrategia corporativa y las capacidades organizacionales, hasta dimensiones de estructura fiscal y legal de las operaciones. A continuación, sugerimos algunas de las acciones que las empresas deberían llevar a cabo en un corto plazo, dependiendo del sector al que pertenecen y el grado de impacto que el tratado pudiera tener en sus operaciones: